¿En qué consiste el asesoramiento preventivo?

Una de las principales características de todo proyecto en el que participan diferentes socios, ya lo sean de carácter industrial o de capital (fondos de inversión o incluso empresas de capital riesgo, según los casos), es la necesaria coordinación entre los equipos de trabajo que se forman, compuestos a su vez por profesionales que pertenecen a las correspondientes áreas dentro de cada empresa. Dentro de los ámbitos más relevantes y potentes en términos de inversión, nos encontramos con el paradigmático supuesto de los consorcios para licitar, financiar y operar infraestructuras, pero lo cierto es que no hace falta que el proyecto sea de tamaña envergadura para que la coordinación a la que aludimos deba darse. No debemos olvidar que no solo se da la exigencia consistente en crear el escenario adecuado que permita trabajar conjuntamente a los equipos conformados por los profesionales que pertenecen a las correspondientes áreas dentro de cada empresa, sino que también hay que contar con la participación de los asesores externos, generalmente en los ámbitos técnico, financiero y legal. Así pues, en estos casos, la figura del coordinador, en cada una de las parcelas de actuación que deban darse, se hace necesaria. Pasamos a continuación a describir en particular por qué esto es así, y más concretamente cuál es el motivo por el que un Interim Legal Manager puede desplegar, mejor que nadie, este perfil de actividad dentro del grupo legal dentro de cada proyecto.

La correcta interactuación entre los equipos de trabajo a la que hemos aludido se torna en algo indispensable, primeramente, por el volumen de trabajo, que debe ser acometido de una manera ordenada y bien estructurada, y en segundo lugar porque se da la circunstancia de que en los proyectos en los que hay diferentes socios se produce una compleja contraposición de intereses, en el entendido de que todos los socios están compelidos en conjunto a que el objetivo final llegue a buen puerto, pero también a que sus particulares pretensiones se vean cumplidas o satisfechas. Así pues, si hay un gran volumen de trabajo que debe ser coordinado, si debe canalizarse y desplegarse interna y adecuadamente la actividad de los asesores externos (en el caso de los grupos legales de trabajo despachos de abogados, claro está), y si además hay diferentes intereses dentro del proyecto, del propio interés común, defendidos a título particular por cada uno de los partícipes, la existencia de un profesional tercero que se dedique a conciliar, canalizar e impulsar la actividad dentro de cada grupo de trabajo se hace indispensable. Dicho lo cual, resulta muy intuitivo discernir que un Interim Legal Manager (ahora nos ceñimos ya al ámbigo méramente legal), un profesional del derecho multidisciplinar y con experiencia en la gestión legal integral (justo lo que no suele hacer un abogado) de negocios o inversiones, y que está acostumbrado a darle un halo comercial, además del jurídico, a su prestación, se erige en la figura más adecuada para desarrollar esta actividad. El Interim Legal Manager en estos supuestos no asesorará (en el Proyecto ya hay asesores de manera sobrada), sino que conseguirá, hablando el mismo lenguaje que los abogados internos y externos, conseguir que su actividad llegue a buen puerto.

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