La prestación de servicios legales ha cambiado en los últimos años de una mera clara y nítida. El día a día de las empresas se ha visto imbuido, por no decir asaltado, de una cantidad ingente de terminología anglosajona, detrás de la cual hay una gran variedad de tipologías de asesoramiento que nos pueden aportar más o menos en función de la necesidad que tenga nuestra empresa o unidad de negocio. Podríamos afirmar, como veremos en todo caso en sucesivos artículos, que la clave está en eso precisamente, en saber concretar, en cada momento, qué tipo de servicio nos conviene en función de la necesidad que tengamos. Vamos por tanto a continuación a ver las principales diferencias entre dos de las figuras más renombradas en el mercado de servicios legales, esto es el interim legal management y el outsourcing legal, y muy especialmente a determinar, como hemos dicho, cúando nos conviene un tipo de servicio externo u otro.
El principal matiz entre ambas actividades por parte de los profesionales que a ellas se dedican, es la inclusión de trasfondo legal en el caso del interim legal management, en el entendido de que el outsourcing es un servicio más de tipo tramitacional. Lo cierto es que tanto las empresas o los profesionales como decimos que prestan servicios de interim legal management o de outsourcing aluden al hecho de que el cliente verá externalizadas esas gestiones, de índole legal en este caso, que son molestan y que restan eficacia al día a día comercial o de negocio, pero lo cierto es que mientras que el outsourcing es eso, el interim legal management dota a la prestación de un aseguramiento en términos jurídicos que no tiene el outsourcing propiamente dicho.
Por decirlo de una manera más simple, el outsourcing es más afín a los servicios de gestoría, y el interim legal management está más vinculado a los de la asesoría. En última instancia, podríamos afirmar que el interim legal management es más completo, porque el servicio que se presta incluye, o puede incluir, en última instancia, las gestiones que la actividad o la necesidad del momento del cliente requiere, pero sin dejar de lado las cuestiones regulatorias. El interim legal management es biunívoco mientras que el outsourcing legal no lo es, ya que difícilmente los profesionales que se dedican al mismo, dada su experiencia previa, se involucran en los elementos de fondo del objeto del asesoramiento. Por último, mientras que el outsourcing es una actividad que se extiende más en el tiempo, el interim legal manager actúa o suele actuar cuando el momento del cliente así lo exige, evitando así costes innecesarios que el outsourcing sí suele generar.
En otros artículos dentro de este blog, tal y como hemos anticipado, veremos la diferencia entre el interim legal management por Proyecto o necesidad del momento, y los servicios de asesoramiento clásicos, es decir, los de abogacía, los cuales, si bien se complementan de una manera muy relevante con los de interinidad, son en realidad más que diferentes por razones que no por resultar obvias hay que dejar de delimitar o explicar.